El nacimiento prematuro
Muchas veces, los especialistas en recién nacidos se enfrentan al nacimiento de un bebé que puede pesar 650 gramos, por ejemplo, y medir 33 centímetros. El bebé, envuelto en compresas calientes, jadea en busca de aire y apenas puede dar un débil grito. De acuerdo con el test de Apgar, método que evalúa la vitalidad de los recién nacidos, este niño de escasas 26 semanas de vida no podría sobrevivir. Cada vez resulta más difícil definir cuáles son los niños prematuros que tienen posibilidades. Frente a esta alternativa, los médicos se preguntan, ¿cuan pequeño es demasiado pequeño?
Ante la imposibilidad de encontrar una respuesta, el neonatólogo decide rápidamente: el bebé quiere vivir así que, manos a la obra. Lo traslada a terapia intensiva y le coloca un tubo de plástico flexible a través de las fosas nasales para insuflar aire en sus deprimidos pulmones. Comienza la tenaz lucha por la vida aún inmadura.
Las condiciones en los centros perinatales deben ser propicias para la atención de los prematuros. De no ser así, es preferible trasladar a la mamá a otra institución, antes de que nazca el bebé, ya que la mejor incubadora de transporte es el vientre materno. Es indispensable que en estos establecimientos los médicos obstetras trabajen en conjunto con los neonatólogos y que, además, se cuente con un equipo de enfermería de muy alto nivel de especialización.
La organización de estos servicios incluye la discusión de cada uno de los embarazos y de las mejores decisiones para cada paciente. En la actualidad, muchos de los diagnósticos patológicos de los niños se hacen en forma prenatal, lo que ayuda a planificar mejor los tratamientos, discutir antes con los padres la posibilidad de que ocurra un nacimiento prematuro y prever los cuidados que estos bebés requerirán.
Escrito por Yolanda | 2 de marzo de 2011 con
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Etiquetas: bebe prematuro, nacimiento prematuro, parto prematuro, prematuros
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