Leyenda del hijo único
El caso chino no debe servir para alimentar la leyenda negra que se ha tejido en torno a los hijos únicos. Sólo pone de manfiesto el peligro de criar a un niño sin ningún límite. La leyenda negra dice que el hijo único es, casi por definición, un ser frágil, quebradizo, encerrado en sí mismo, replegado sobre sus padres, incapaz de abrirse al mundo.
El hijo único hará honor a esta leyenda negra si sus padres le convierten en el centro del universo y no le permiten desarrollarse de una manera saludable y armoniosa.
Como es obvio, cuando se tiene un solo hijo, ser precioso e irremplazable, es fácil caer en los excesos de mimo y sobreprotección en que incurren los padres chinos. El fenómeno también es frecuente en nuestro ámbito cultural.
Por ejemplo, sabemos que el 53% de las mujeres que sólo tienen un hijo suele presentar una característica poco recomendable: son muy posesivas. Esto es especialmente difícil de contrarrestar en el caso de las familias encabezadas por la madre, en ausencia del padre.
Si las cosas se hacen bien, si no se somete al niño a mimos excesivos, a una sobreprotección capaz de bloquear su iniciativa, si el padre y la madre se llevan bien entre sí y no le utilizan como rufugio ante la propia soledad o de intermediario entre ellos -es decir, si los padres se aman con independencia del niño-, si le permiten jugar con niños de su edad y abrirse al mundo, todo irá bien. Es más, en estas saludables circunstancias, un hijo único podrá sacar máximo partido de su potencial. La leyenda negra no será aplicable a su caso particular.
Escrito por Yolanda | 18 de mayo de 2011 con
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Etiquetas: educar hijo unico, hijo unico, los hijos unicos, tener un hijo
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